En cuanto llega el otoño, los días se acortan, las temperaturas bajan, los rayos del sol empiezan a faltar, y todo ello hace que casi queramos hibernar o, al menos, dormir más. Pero, paradójicamente, nuestro sueño suele ser de peor calidad en invierno; he aquí algunas explicaciones.
La falta de luz altera nuestro reloj biológico
Nuestro reloj biológico funciona con la luz del día, que por la mañana pone a nuestro organismo en modo de vigilia y nos hace querer dormir cuando llega la noche.
Pero en invierno hay mucha menos luz natural, y tendemos a quedarnos en casa por el frío o la lluvia, por lo que nos exponemos mucho menos a la luz, lo que influye negativamente en nuestro reloj biológico y afecta a la calidad de nuestro sueño.
Sin embargo, necesitamos dormir más para reforzar nuestra inmunidad y luchar contra los virus y el frío invernal...
El TAE afecta al sueño
Si nos sentimos menos activos y con más sueño cuando está oscuro, no significa que durmamos mejor. La falta de luz y el clima invernal favorecen, por desgracia, el estrés y el TAE.
La bajada de moral provocada por la falta de luz se caracteriza por pensamientos oscuros (preocupaciones financieras, profesionales, de cuidado de los hijos, etc.) que pueden provocar dificultades para conciliar el sueño e insomnio.
Soluciones para dormir mejor en invierno
Una de las mejores maneras de remediar el estrés invernal y el insomnio es pasar más tiempo al aire libre Hay que hacer algo al respecto y no ceder a las ganas de capullo. Salga al aire libre y realice alguna actividad física: corra, vaya en bicicleta o dé un paseo de 30 minutos a la hora de comer, por ejemplo.
Durante la semana, intenta tomar el aire cuando la luz es más intensa. Los fines de semana, no te quedes en casa sólo porque no haga buen tiempo, sal y disfruta al máximo de la luz.
No olvides que la luz azul actúa como despertador de nuestro reloj biológico, por lo que es imprescindible apagar las pantallas al menos una hora antes de ir a dormir. Aprovecha la noche para redescubrir el placer de la lectura, envuelto en una suave manta, tomando un té relajante antes de ir a dormir en una habitación donde la temperatura no supere los 18 grados. Escucha música suave y acuéstate en cuanto aparezcan las primeras señales de sueño, no te resistas y haz caso a tu reloj biológico.
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