Todo iba bien en el mejor de los mundos, el bebé dormía toda la noche y luego un día se niega a acostarse, llora en su cama y se despierta varias veces por la noche. Ante esta situación, muchos padres no saben qué hacer ni entienden por qué vuelven los despertares nocturnos. Este fenómeno se conoce como regresión del sueño y puede durar de dos a seis semanas.
Hay que tener en cuenta que se trata de situaciones completamente normales y temporales, por lo que no hay que preocuparse demasiado. Lo mejor es tener paciencia y tratar de gestionar esta etapa con la mayor calma posible.
En esta guía encontrarás información clave sobre cómo se desarrollan las regresiones según la edad de tu bebé y consejos prácticos para afrontarlas.
¿Qué ocurre durante las diferentes regresiones del sueño?
Cada periodo de regresión está ligado al desarrollo del bebé, a nuevos aprendizajes, a nuevas ansiedades, a un cambio de alimentación, a un cambio de ritmo, todos ellos factores que no podemos cambiar y que forman parte del aprendizaje.
Puede tratarse de un cambio en la organización de la familia, como la vuelta al trabajo de la madre o el desplazamiento de uno de los padres por motivos laborales. Cuando trabajas, pasas poco tiempo con tu hijo: llegas tarde a casa y, una vez en ella, comienza la carrera contrarreloj: ayudar con los deberes del mayor, preparar la cena, bañar al bebé y ¡a la cama! Es una noche agitada, por lo que a menudo nos sentimos culpables y alargamos la hora de acostarnos para poder disfrutar de nuestros hijos durante más tiempo. Pero el bebé percibe esta culpa y se aprovecha de ella para no dormir...
Los problemas de sueño también pueden deberse a tensiones en el seno de la familia, a un problema de pareja, a un problema de relación con otro niño, a la depresión de uno de los padres o simplemente a un periodo más estresante de lo habitual. El niño percibe el malestar de las personas que le rodean y estas tensiones pueden ser suficientes para perturbar su sueño.
¿Qué hacer cuando el bebé deja de dormir?
Lo más importante es que los padres mantengan la calma y no cambien la rutina, ya que esto podría empeorar la situación.
Después de los 6 meses, el niño normalmente no necesita alimentarse por la noche. No hay razón para que se despierte para comer, así que no es necesario darle un biberón para calmarlo, un poco de agua debería ser suficiente.
Así que, por supuesto, cuando un niño deja de dormir, lo primero que hay que hacer es comprobar que goza de buena salud: un resfriado, la dentición o los cólicos pueden alterar el sueño de un niño. Pero cuando todo va bien, la aparición de problemas de sueño suele ser una señal de que algo ha cambiado dentro del capullo familiar.
Lo más importante es adoptar un ritual para acostarse y ser firme Una vez que el bebé esté en la cama, si llora, no te apresures a entrar en su habitación, espera 5 minutos, luego 10, luego 15... Si siente que eres firme y sereno a la vez, poco a poco dejará de llorar.
Puedes tranquilizarle hablándole suavemente, colocando su peluche cerca de él, pero en ningún caso debes sacarlo de su cama. Si empiezas a poner a tu bebé en tu cama para que deje de llorar, corres el riesgo de tener una "cama para tres" durante muchos años, con el consiguiente riesgo para tu vida de pareja...
Por otro lado, si, a pesar de todos estos consejos, tu bebé sigue sin poder dormir o tiene pesadillas, no dudes en hablar con tu médico.
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