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    Todo el mundo sueña conmejorar el sueño de su bebé, y por una buena razón: si el bebé duerme bien, sus padres duermen bien. Desgraciadamente no todos los padres parten con las mismas ventajas porque algunos bebés duermen mejor que otros, hay pequeños dormilones y grandes dormilones...

    Pero incluso si tienes un niño que duerme poco, puedes intentar hacer todo lo posible para mejorar su sueño.

    En primer lugar, es importante que el bebé tenga su propia habitación o, si no es posible, su propio espacio separado en la habitación de los padres, si es posible.

    El habitación del bebé debe ser un lugar agradable, decorado con colores suaves como el verde o el azul, que son colores relajantes, ¡cuidado con los colores brillantes como el rojo o el naranja que pueden irritar a los niños!

    La temperatura de la habitación no debe superar los 20 °C. En verano, no dudes en cerrar las persianas durante el día para evitar que entre el calor. Recuerda también ventilar la habitación a diario, por la mañana y por la noche, para aprovechar el frescor.

    Elige un colchón de bebé cómodo, ni demasiado duro ni demasiado blando, prefiere materiales naturales para limitar el riesgo de alergias y comprueba que el colchón no haya recibido ningún tratamiento químico. Tenga en cuenta que algunos materiales naturales, como el Algodón Orgánico o el Tencel Lyocell, repelen de forma natural los ácaros y ciertas bacterias.

    Para que tu bebé esté cómodo y duerma seguro en su cama, acuéstalo de espaldas y ponle un saco de dormir, para que tenga libertad de movimiento y no pueda destaparse. El edredon sólo debe utilizarse a partir de los 18 meses.

    No creas que privando al bebé de la siesta dormirá mejor por la noche, ¡no funciona! Por el contrario, un niño que no ha dormido la siesta estará demasiado cansado e irritado por la noche y tendrá dificultades para conciliar el sueño. Por otro lado, hay que evitar las siestas demasiado largas...

    Durante el día, no dudes en exponer a tu bebé a la luz del día y al ruido (moderado, por supuesto), en definitiva, a la vida familiar. Salga a pasear, el aire fresco le ayudará a dormir.

    Por la noche, asegúrate de crear un entorno tranquilo y silencioso para ayudar a tu hijo a conciliar el sueño. No es necesario dejar la luz encendida porque los recién nacidos no tienen miedo a la oscuridad y la luz puede dificultar que se duerman.

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