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    En cuanto nace un bebé, a menudo dudamos en ponerle en una cama con barrotes, es tan pequeño que parece perdido en este "gran espacio". Hay que decir que estaba acostumbrado a estar bien protegido en el minúsculo espacio que era el vientre de su madre

    La cuna, un pequeño capullo para que el bebé duerma plácidamente

    La solución ideal para evitar que el bebé se sienta demasiado perdido en su cama y darle la sensación tranquilizadora que tenía cuando estaba en el vientre de su madre, es hacerle dormir en una cuna durante los 6 primeros meses. En este pequeño espacio se sentirá más seguro, mejor protegido. Puedes colocar la cuna en la habitación del bebé o en tu habitación si quieres tener a tu bebé cerca para amamantarlo. Elige un colchón de cuna especial con dimensiones adaptadas a la cama.

    Si quieres que el bebé duerma directamente en su propia habitación nada más nacer y no tienes cuna, puedes hacerlo dormir en un moisés de mimbre colocado dentro de la cuna, que reducirá el espacio y tranquilizará al bebé.

    El bebé está creciendo, ¡cambia de cama!

    El bebé crece deprisa y notarás que a partir de los 6 meses ya no estará a gusto ni podrá estirarse sin tocar las paredes, por lo que habrá llegado el momento de pasarlo a una cuna.
    Pero cuidado, si decides aprovechar para poner la cama nueva en una habitación nueva... ¡No es el momento! Un cambio cada vez es mejor.
    Si el bebé dormía en la habitación de los padres, lo mejor es poner la cuna en su nueva habitación para que se acostumbre a su nuevo entorno y, unas semanas después, cambiarlo a una cama más grande.

    En cualquier caso, el cambio de cama será mucho más fácil si el niño tiene un peluche, el objeto "mágico" que le ayuda a adaptarse a todos los cambios. Procura también mantener la misma ropa de cama y el mismo saco de dormir para que el cambio sea menos brusco.

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