Cuando dormimos, a todos nos gusta tener la cabeza apoyada en la almohada. Para muchos de nosotros la almohada es un elemento muy importante. A algunas personas les gusta muy suave para poder darle la forma que deseen, otras la prefieren preformada con un soporte para el cuello. Pero, ¿y los niños? ¿A qué edad se debe poner una almohada en la cama de un bebé?
Sin almohada al nacer el bebé
Desde el nacimiento, es importante que tu bebé duerma boca arriba en un saco de dormir y que retires de su cama todo lo que pueda impedirle respirar y ser peligroso para él. Sólo su peluche debe poder dormir con él, así que evita utilizar almohadas hasta que tenga 18 meses. Si quieres levantarle ligeramente la cabeza antes cuando esté resfriado o tenga problemas digestivos, opta en su lugar por una superficie inclinada que se colocará bajo el colchón o bajo la sábana bajera. Al elevar la parte superior del cuerpo del niño 15°, mejora la respiración cuando las vías respiratorias están congestionadas y limita el reflujo gástrico.
Elegir con cuidado la primera almohada del bebé
A partir de los 18 meses, un niño puede tener su primera almohada, pero antes de comprarla debes comprobar ciertos puntos importantes:
Elige una almohada plana o blanda para no crear tensión en el cuello del bebé, y que tenga el tamaño adecuado para la cama del bebé (40x60cm es el tamaño ideal).
Elige una almohada de materiales naturales, que permitan una buena circulación del aire y eviten la sudoración excesiva, muy frecuente en los niños, sobre todo alrededor de la cabeza.
Prefiera almohadas que no estén tratadas químicamente, sino fabricadas con materiales naturalmente antialérgicos y que limiten la proliferación de ácaros.
Compruebe que la almohada cumple las normas CE vigentes.
Elige una almohada con funda extraíble y lavable para facilitar su cuidado.
Cuando tu hijo pase a una cama juvenil, puedes elegir una almohada ligeramente más gruesa de 50x70 cm , o una almohada cuadrada de 60x60 cm.
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